Del otro lado hay una pared escarpada de roca sólida y marrón, y a quince metros del nivel del agua una cornisa amplia, como de metro y medio de ancho, que simula una carretera.
Se trata de un sitio donde las personas toman el sol en traje de baño tendidas sobre toallas.
Abajo el agua es oscura y la superficie está llena de pequeños palos, ramas, hojas y basuras; casi no se mueve el agua.
Un hombre corpulento, con determinación, salta de pie hacia el río. Quiere llegar al otro lado y escalar la montaña para alcanzar el árbol hermoso.
Se hunde en el agua su enorme cuerpo. Espero un rato a ver si sale a flote. Se tarda mucho, burbujas revientan arriba. Nunca más lo veo emerger.
Me da miedo brincar a ese río. Contemplo el árbol desde la cornisa.