Cargando

viernes, 12 de octubre de 2007

La cornisa I


S y yo vamos a la playa en el carro por una carretera de curvas y montañas. La zona no es verde, sino árida.
La vía comienza a estrecharse y al final ya no vamos en vehículo sino a pie. Llegamos a un punto donde no es posible seguir el camino: la vía se ha caído y apenas queda una cornisa del lado izquierdo de diez metros, al cabo de los cuales prosigue la vía a la playa.
La cornisa es de materiales frágiles. Debajo de ella hay un precipicio. La pared que está al lado de la cornisa está hecha de casas.
"Aquí se han caído varios, hacia el precipicio. Hay que cruzar con cuidado", le digo a S, quien está muy atenta y tranquila esperando mi instrucción.
"Agárrate de las ventanas de las casas que forman la pared. Pasa despacio y cruza. Primero ve tú, luego voy yo", le indico.
Ella logra cruzar siguiendo mis instrucciones, luego lo hago yo.
Estamos de nuevo en la vía y saltamos un charco agarrados de la mano. Al fondo de la calle se divisa el mar.
Le digo que compremos algo de comer porque le puede dar hambre en la playa. Hay una bodega de pueblo a la izquierda, al final de la calle. Entro con ella.
Pido una barra de pan y queso blanco rebanado. Pero el señor que me atiende me aclara que no puede venderme sólo el queso; que por cada parte de queso debo también llevar la misma cantidad de mortadela.
Le explico a S la situación y ella me responde, malcriada: "A mi no me gusta la mortadela".
- Pero es la única manera de llevar el queso, le digo resignado y decidido a hacer la compra en los términos señalados.
Ordeno el pedido y el tendero mete el queso y la mortadela en una bolsa plástica.
Cuando estoy pagando una señora mayor, que no conozco, me llama por mi nombre.
- Morfeo, este señor (el tendero) no me quiere vender ninguna mercancía si no le respondo las preguntas que me hace, me explica, casi implorando por mi ayuda.
Perplejo por la situación, le pregunto a la señora:
- ¿Y que le ha preguntado?
- Que le diga qué son los alimentos.
Pienso unos segundos y le respondo:
- Dígale que son nutrientes, pero para el cuerpo, porque los nutrientes del alma son otros. Así le venderá la mercancía.

No hay comentarios: